Antes de empezar quiero dejar claro una cosa: No soy ni weeaboo, ni otaku, ni tribu urbana friki-japonesa. Prefiero las cosas cuanto más cercanas a mi cultura y lo más libres posible de tentáculos hentai. Dicho esto, también cabe aclarar que al César lo que es del César; cuando algo japonés es bueno, se le reconoce el mérito; aunque esté rodeado de ese aura de absurdo supremo tan característico del pueblo nipón.
Y es que ese aura es algo que solo los japoneses saben producir. Es algo suyo. Inherente a su cultura. A veces funciona, otras veces... bueno, digamos que el momento en el que el soldado tonto se hace popó en mitad de un tiroteo en Metal Gear Solid 4 no es la mejor aportación cómica jamás hecha.
Pero hoy vamos a tratar de uno de esos casos en los que SÍ funciona.
Katamari es un juego en el que el Rey cósmico-amanerado del Universo les da la tarea a sus príncipes inexplicablemente demasiado diminutos para ser sus hijos de crear nuevos astros para el cosmos. Pero tranqui, la fumada no ha hecho más que empezar. ¿Cómo crean estos nuevos astros? Simple: El Rey les da una pelota mágica que pega los objetos de tamaño similar a los que toca y les obliga a rodarla atrapando objetos sin cesar hasta que a él le sale de las narices, de modo que empiezas con una pelota de la altura de medio lápiz que se traga material de oficina, y terminas... qué se yo... HACIENDO DESAPARECER CIUDADES Y CONTINENTES DE LA MALDITA FAZ DE LA TIERRA.
Este pipiolo es el Rey. Ahora entiendes por qué lo de amanerado, ¿no?
Como lo lees, es tan extrañamente bizarro que solo a un japonés se le podría haber ocurrido. Y es divertido. Diversión en cantidades industriales. Ver a el típico calvo de anime siendo arrastrado por una pelota gigante hecha con los contenidos de su propia casa mientras grita y mueve sus brazos con estupor nunca pierde su encanto. Además luego lo recuerdas con cariño cuando te llevas por delante su coche, su bloque de apartamentos y el tren que le lleva al trabajo.
Pero recordemos que esto se trata de un juego japonés y que, como tal, disfrutarlo al completo requiere horas de grindeo y desafíos tontos antes de poder desatar el completo potencial del juego y tragarte planetas, galaxias y al mismo Rey Cósmico. Lo cual tiene sentido, dado que de no ser así el juego habría tenido apenas tres horas de contenido. Sorprendentemente, Katamari se compone de cantidad de juegos en pasadas generaciones. Yo personalmente, tuve la fortuna (o la desfachatez) de jugar al de PSP, que me pareció ideal para una portátil: algo a lo que puedes dedicar un rato sin ser una verdadera sesión gaming, divertido y que requiere cero compromiso. Aquí dejo un trailer, para que mancilles tú también tu mente con el absurdo de este juego.
Y ya así para acabar: Cosas que molan vs. Cosas que no
Lo mejor:
> Divertido y súper yupi
> Simple y directo
> Adorablemente absurdo
> Absurdamente Satisfactorio
Lo peor:
> Repetitivo
> Desbloqueables con cuentagotas. Tienes que ponerte un buen rato antes de conseguir jugar a los modos a gran escala
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